Un lugar de encuentro, abierto hasta el amanecer (y sin penar, que a vuestras edades...)

miércoles, 19 de diciembre de 2007

El enemigo en casa

Os voy a relatar una anécdota que me ha sucedido esta misma tarde en una tienda de móviles. Hace cosa de un mes, fui a la tienda a renovar el móvil y me dieron uno gratis que tiene prácticamente de todo lo que a un móvil se le puede pedir (cámara, bluetooth, mp3, etc.). El caso es que hoy he ido a reclamar una promoción que había, y que no me dijeron en su día, por la cual al renovar el móvil además me regalaban una tarjeta con 18 euros. Al entrar en la tienda había delante de mí una madre con sus dos hijas de aproximadamente 10 y 12 años que querían cambiar de compañía y estaban eligiendo el móvil. A la de 10 años parece que le gustaba más el Nokia N70 (29 €) pero a la de 12 años le parecía más elegante el N73 (59 €), todo ello claro está, haciendo un contrato de permanencia de 18 meses y con un mínimo de nueve euros al mes.
A todo esto hay que decir, que la madre, de constitución fuerte, ropa poco elegante y vocabulario menos cuidado aún que su aspecto, daba toda la impresión de no pertenecer precisamente ni siquiera a la clase mileurista (igual su marido es constructor y recientemente ha pegado un pelotazo urbanístico, aunque las pintas la señora no daban a entender tal situación).
Tras cinco minutos de elucubraciones sobre cuál era la mejor opción entre los dos teléfonos, obviamente la decisión se inclinó por el de 59 euros, cosa que tanto vosotros como yo ya sabíamos desde un principio que iba a suceder (ya podían haber preguntado antes y buena gana de hacer esperar a la gente). La niña en ese momento pareció inflarse como un globo aerostático (de por sí, físicamente no podía negar sus raíces maternas), el plumas parecía que le iba a estallar y la sonrisa de satisfacción contrastaba claramente con mi cara de humillación. Yo que iba a la tienda a llorar por 18 euros de mierda y la niña gorda y asquerosa que se salía con un teléfono de al menos 300 € en el mercado de teléfonos libres. Me pregunto yo para qué querrá una niña de 12 años un teléfono que sirve como PDA e incluso como navegador GPS.
El contrato que hizo, y aquí la madre demostró que no hace falta tener estudios para saber lo que es un SMS, es uno en el que las llamadas salen caras, pero los primeros 500 mensajes al mes salen muy baratos. A todo esto la niña andaba intrigada sobre cuanta memoria traía el teléfono para poder meter sus MP3 (parece ser que de momento con los 512 Mb que vienen de serie tiene suficiente) y que ocurría si se pasaba del cupo de mensajes a bajo precio (500 al mes).
Pasados 15 minutos yo ya tenía, en mente, todo preparado para soltarle un guantazo a la niña, dos a la madre y salir corriendo de la tienda antes de que me trincaran. Lo remedió que la otra dependienta había terminado con un marroquí que se llevó dos teléfonos, uno de ellos tenía que tener bluetooth e infrarrojos...??? y el otro, el más barato de la tienda, (no dijo para quien era pero todos nos lo imaginamos) . ¡Vaya fiebre con los móviles!
Sé que me atrevo a hacer estos comentarios porque aún me hallo en la privilegiada situación de no tener que educar a lechones propios, pero no me podéis negar que, aunque habitual, estas situaciones de educación consumista (para la ciudadanía lo llaman ahora) que inundan a las nuevas generaciones allá por donde miremos, no pueden traer nada bueno.Además hay que tener en cuenta las fechas en las que estamos. Ni Papa Noel, ni Reyes ni leches. La cría elige su móvil y se lo lleva puesto. Sin olvidar que a día de hoy aún no se han dado las notas en los institutos, vana esperanza que siempre nos consuela a los docentes. Eso sí, la engatusadora niña, mientras la dependienta le pertrechaba el móvil, le dio un sincero besito a la madre por lo bien que se había portado. Que les aproveche, a una el móvil y a la otra el muerdo.

1 comentario:

Paco dijo...

Lo de los móviles es solamente lo que se ve. Lo grave es que los lechones se estén enfrente de la tele hasta las tantas de la noche viendo series, que hasta son perjudiciales para la salud mental de los adultos. O películas de terror en horario infantil, o de asesinatos, o que el mundo de los adultos esté absolutamente a su alcance en todas las facetas de la vida. Eso unido a la educación para la ciudada..., más lo que dice el tío reverte, más que quitan del código civil que se pueda corregir moderada y razonablemente a los hijos, pues eso.
Por cierto, si algo es moderado y razonable, ¿por qué se quita?